No sabéis lo que me alegro cuando termináis los retos y cuando todo sale bien.... y lo que me cabreo cuando surgen contratiempos con los que no se consiguen los objetivos, lesiones... jajajajajaja
Aquí van tres crónicas de grandes campeones:
La primera es de Julián uno de "mis triatletas", en su estreno en distancia Ironman en salou.....16 de la general y primero de su categoría....toma ya¡¡¡¡¡¡ (cuando vaya a hawaii diré : " yo le ayudé a terminar su primer ironman jeje")
Os dejo su crónica en su recién estrenado blog: http://trijulian.centraldeblogs.com/
La segunda del "pipiolo " del grupo. Álvaro Vela en su trail Hercules. Poco a poco va aumentando su curriculum y este año se estrenará en el Titánnnnn: su blog http://
El tercero es Raul Ayala, un corredor de carreras populares. Hace 4 meses coincidimos via facebook (aunque es de mi ciudad) y quedamos en que yo le ayudaría a preparar el reto de las 7 playas (una carrera de 50km), teníamos el tiempo justo, además de su boda de por medio....y una inesperada neumonía casi le deja fuera (la pilóo un dia que coincidimos corriendo mecachis¡¡¡¡¡). Aqui os dejo su crónica:
Objetivo: Ultra-Trail 7 playas, 50 kms de
recorrido total de los cuales 43 kms son por playa.
Creo que fielmente debo empezar este reto
haciendo mención a aquellas personas que me han ayudado a conseguir mi primer
gran reto, por todo esto Celia
Fernández Agüera(mi mujer) por su apoyo incondicional y Alejandro Castañeda por
darme el norte en los entrenos y la serenidad en los altibajos anímicos que se
tienen en 4 meses de preparación con un parón de un mes por mi boda y una neumonía.
10 de Junio del 2012, 6:30 de la mañana, la
sensación de sueño que envuelve mi cuerpo no frena la ilusión con la que
afronta una prueba tan deseada, se desayuna como un dia normal, de hecho mas
fuerte incluso de lo recomendado por los profesionales, pero mi cuerpo lo
conozco yo mejor que nadie y se como reacciona ante estos desayunos en
entrenamientos largos. Me dirijo junto a mi mujer a la recogida de dorsal, el
ambiente que se respira en esta prueba en los preámbulos no lo conocía con
anterioridad, no son esas miradas competitivas, no son esos rostros
desencajados por los nervios , no se vive esa rivalidad de manera tan aguda, la
gente sonríe, bromean e incluso desde antes del minuto cero se ve una
empatía-compañerismo en el total de participantes.
Vas viendo caras conocidas, cada una con su
historia a las espaldas, entrenamientos distintos para pruebas distintas. Con
puntualidad inglesa nos dirijimos a la línea de salida donde cada uno aporta su
chascarrillo e incluso hace su aparición un estandarte legionario que será
portado en toda la carrera de los 50 kms por un grupo de este
cuerpo(impresionante).
Suena el pistoletazo de salida, esto ha
empezado, no hay vuelta atrás, los kilómetros deben correrse como se han hecho
con anterioridad, noto que el ritmo de salida es superior al que mi velocidad
de travesía para grandes distancias tolera, subo el volumen de la música y me
echo a un lado, el que quiera que adelante, los de la prueba de Hércules deben
llevar otro ritmo para otro objetivo.
Salimos del Carrascón, nunca me gustó ese
sendero , no soporto correr haciendo constantes curvas, me atosiga saber que 1
kilometro corrido en ese sendero son 150 en línea recta, la alegría de saber
que ya no pasaré mas por ese circuito me da el primer empujón.
Llego al Cerro, nunca entré en los
entrenamientos ni subí a la ermita, esta sería mi primera vez, pero con los
entrenamientos de Alejandro y sus queridas cuestas, no me resultó complicado
salir de ese mal paso. En el camino que me llevaba a la primera pista de Camposoto(aquí
empieza la marcha por arena) me mentalizo que no debo mirar a los participantes
que me rodean, no debo dejarme llevar por ritmos que me seducen como cantos de
sirena, pues, ¿Quién me asegura que esa sirena hará conmigo los 50 kms?, sigo a
lo mío, los primeros ánimos por parte de los transeúntes aparecen en forma de
cuentagotas.
Al llegar a Camposoto me topo con mi primer
oasis(avituallamiento) el cual no lo miro ni de reojo, tenía muy claro cual de
estos ¨oasis¨ serían paradas obligatorias y cual no. Visualizo desde lejos a
unos buenos amigos que para ser Domingo se pegaron un madrugón por el simple
hecho de animarme (gracias Carlos y M Carmen) y desde este punto, desde este
sencillo punto la historia cambia. El motivo de dicho cambio lo van a relatar
muchos acontecimientos entre los que destaco…la marea que estaba bajando desde
su pleamar pocas horas antes, por lo cual encontramos un pequeñísimo senderito
en la orilla donde poder aprovechar algo de arena semidura y las bolsas de aire
con las que no contaba en la playa perteneciente a El Chato y Cortadura, los
pies se hundían si o si, el tobillo tocaba descaradamente la arena sin
posibilidad de arrancar una zancada con normalidad, las fuerzas mermaban a
marcha forzada por cambiarme toda la biomecánica de la pisada y del ritmo de
carrera.
Pasado esta zona llegamos al inicio de la
playa Victoria, mentalmente me resulta muy reconfortante la idea de dejar atrás
la manga de playa de la autovía, mi motor se acelera, cojo aire, pienso y
reactivo el nuevo objetivo, Santa María del Mar. Los kilómetros con la ciudad a
mi derecha me ayuda a poder orientarme con respecto al kilometraje que resta
para dar la vuelta dirección a San Fernando. SORPRESA!!!! A la altura del Hotel
Playa Victoria me cruzo con mi compañero de equipo y primer clasificado en la
prueba Manuel Serrano, nos saludamos a sabiendas de que lo que nos espera a ambos es
totalmente distinto. Desde este momento hasta llegar al final de Santa María
del Mar, se hace muy llevadero por las condiciones del terreno y el divisar que
el primer Gran Oasis esta cerca.
Conseguido el
primer reto de llegar al espigón gaditano, me refresco, lleno mi camel bag y
como algo de fruta, la sandía me ayuda a hidratarme, el platano hace que ...en
los siguientes 8 minutos deambule dirección San Fernando, se me hace un
pequeño bolo a la altura del esófago, bebo agua con sales, pienso…aprovecharé
este pequeño kit kat y me tomaré un gel y así
fue, a los 5 minutos proseguí la carrera hacia mi tierra.
Sigo cruzándome
con compañeros del club y otros a los que llamaré también compañeros aunque ni
los conozca , ni sean de mi club, pero me regalaron sonrisas, saludos y una
empatía que nunca antes había sentido.
El calvario que
supuso antes los bancos de arena, no fué menos a la vuelta, pero lo tomé con
estoicismo, medité que no pasa nada por bajar el ritmo en esa zona y evitar
cualquier tipo de lesión pues las piernas empezaban a sentirse agotadas. En
este punto(El Chato), empiezo a vivir algo que en otras competiciones con otros
kilometrajes havia vivido con anterioridad, voy a ¨luchar¨con tres desconocidos
, a veces iban ellos por delante, a veces iba yo, sin tener intención de subir
el ritmo es algo que machaca mucho psicológicamente, habría preferido perderlos
de vista ya sea porque me superan con facilidad o viceversa, pero no fui capaz
de conseguir mi ritmo natural hasta llegar al kilometro 29 en Torregorda,
donde, al parar a beber agua y rellenar la mochila echo un vistazo a lo
recorrido y no tengo referencia de mis almas gemelas.
Entro en la parte
militar en busca de la ansiada playa de Camposoto, cuando cruce la delimitación
que separa la playa militar de la cañailla publica, será otra barrera
psicológica la que derrumbe, el tránsito por la playa militar no me dejó
indiferente por dos impresiones encontradas, la primera la comodidad de correr
por una orilla en forma de espejo de 50 metros de ancho y la otra….encontrarme
con un participante de la prueba el cual lloraba desesperadamente, este
acontecimiento me hizo parar, me frené en seco para preocuparme por él, a la
pregunta, ¿te ocurre algo?¿quieres que llame al teléfono de emergencia? Me
respondió que no, que no le pasaba nada, solamente le dolía todo, estaba
destrozado física y anímicamente. Verdaderamente me llegó hasta el centro de mi
alma, no sabía como consolarle, no sabía que decirle, no sabía que hacer, pero
….llamémosle suerte aparece un señor con bicicleta perteneciente a la
organización que se preocupa por nosotros, el desconsolado no da grandes
detalles y yo no fui quien para comunicar lo ocurrido, así que aproveché y miré
por mi, le pregunte al ciclista si tenia algo para la inflamación, notaba como
el ligamento cruzado de mi rodilla derecha se quedaba poco a poco cogido, se
solucionó unos kilómetros después con la ayuda del ibuprofeno que me dio el
colaborador de la prueba.
Por fin llego a
Camposoto, obvio de nuevo el primer oasis, y entre la marabunta de gente me
dirijo a la orilla, en esta playa tuve que redirigir mi trayectoria varias
veces por la falsa orilla que se formaba, por lo que opté por irme casi a la
arena seca donde se encontraba la orilla originaria de horas atrás y no me
engañaba con cambios de dureza en el piso.
Llegando a la
punta del boquerón replanteo la táctica de la prueba, sabía que por los entrenamientos
que había realizado en esos parajes, la zona de la punta del boquerón y del
sendero de batería Urrutia tendría que andar pues no asumiría riesgos posibles
de lesionarme, máxime cuando las piernas me recordaban que llevaban casi 38
kms. Bajo el ritmo, deambulo y como algo, los geles y el agua con sales me han
servido perfectamente para poder combatir el sol y el calor, aunque el dia se
presentó de condiciones muy favorables para la realización de la prueba.
Al llegar al
control de Bateria Urrutia encuentro a Pepín, unos de los jueces de la prueba,
me alegré de verlo más de lo normal por lo que suponía, me acercaba al
kilometro 40, bebo algo de agua y entro en ese pesado terreno de dunas, sabía
que ese tramo iba a pesarme pues no me gusta andar.
Al entrar en el
sendero me encuentro con un Asturiano, buena gente, desde que me vió entablamos
una conversación apacible que me hizo muy llevadero el hundimiento de mis pies
en la arena seca, el militar destinado en Ceuta decía llamarse Fernando, en 20
minutos entablamos una profunda conversación y verdaderamente puedo decir que
me alegro mucho de haberlo conocido, es otro de los premios que me llevo de
este primer Ultra Trail.
La entrada a la
tercera pista de camposoto gobernada por Julio Becerra me da un nuevo impulso
el cual hace que pase el terreno de playa sin esfuerzo casi, a la altura de la
segunda pista me acompaña durante unos 100 metros mi amigo Daniel que esperaba
que pasara por esa zona en esos momentos, me alegré mucho de haberme cruzado
con tantos amigos expectantes, debo dar las gracias a todos y cada uno de
ellos.
Salgo de la
playa, obvio de nuevo el oasis d ela primera pista(gran error), voy a
arrepentirme de esto mas adelante, y encamino Buen Pastor, el calor se
multiplica, la sensación térmica aumenta , el asfalto desprende grados
centígrados como una sartén, todo esto hace que deba beber más agua casi de la
bebida durante la prueba, y…..me quedo sin agua, cierto, a la entrada de la
ronda del Estero , con unos 3 kilometros noto un golpe de calor tremendo, no
puedo engañarlo con solución refrescante, no puedo hacer nada mas que bajar el
ritmo, pienso, medito, me da pena pero…..ando unos 300 metros y cuando oigo la
voz del speaker por los altavoces empiezo a resurgir, empiezo a correr, primero
mas lento, después las piernas pesaban menos y menos, finalmente pisé la línea
de meta con la alegría de haber hecho un buen trabajo, la sorpresa de una
señora que me corona con una medalla y la figura de mi padre como fotógrafo
para el final de mi primer gran evento.
Gracias a todos, de corazón.
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