martes, 12 de junio de 2012

Los "mios"

Los "mios": dícese de aquellos/as que se dejan guiar por mi persona a la hora de entrenar, para conseguir sus objetivos deportivos

No sabéis lo que me alegro cuando termináis los retos y cuando todo sale bien.... y lo que me cabreo cuando surgen contratiempos con los que no se consiguen los objetivos, lesiones... jajajajajaja
 Aquí van tres crónicas de  grandes campeones:
 La primera es de Julián uno de "mis triatletas", en su estreno en distancia Ironman en salou.....16 de la general y primero de su categoría....toma ya¡¡¡¡¡¡ (cuando vaya a hawaii diré : " yo le ayudé a terminar su primer ironman jeje")
Os dejo su crónica en su recién estrenado blog: http://trijulian.centraldeblogs.com/
 La segunda del "pipiolo " del grupo.  Álvaro Vela en su trail Hercules. Poco a poco va aumentando su curriculum y este año se estrenará en el Titánnnnn: su blog  http://trialvarito.blogspot.com.es/
El tercero es Raul Ayala, un corredor de carreras populares. Hace 4 meses coincidimos via facebook (aunque es de mi ciudad) y quedamos en que yo le ayudaría a preparar el reto de las 7 playas (una carrera de 50km), teníamos el tiempo justo, además de su boda de por medio....y una inesperada neumonía casi le deja fuera (la pilóo un dia que coincidimos corriendo  mecachis¡¡¡¡¡). Aqui os dejo su crónica:


Objetivo: Ultra-Trail 7 playas, 50 kms de recorrido total de los cuales 43 kms son por playa.

Creo que fielmente debo empezar este reto haciendo mención a aquellas personas que me han ayudado a conseguir mi primer gran reto, por  todo esto Celia Fernández Agüera(mi mujer) por su apoyo incondicional y Alejandro Castañeda por darme el norte en los entrenos y la serenidad en los altibajos anímicos que se tienen en 4 meses de preparación con un parón de un mes por mi boda y una neumonía.

10 de Junio del 2012, 6:30 de la mañana, la sensación de sueño que envuelve mi cuerpo no frena la ilusión con la que afronta una prueba tan deseada, se desayuna como un dia normal, de hecho mas fuerte incluso de lo recomendado por los profesionales, pero mi cuerpo lo conozco yo mejor que nadie y se como reacciona ante estos desayunos en entrenamientos largos. Me dirijo junto a mi mujer a la recogida de dorsal, el ambiente que se respira en esta prueba en los preámbulos no lo conocía con anterioridad, no son esas miradas competitivas, no son esos rostros desencajados por los nervios , no se vive esa rivalidad de manera tan aguda, la gente sonríe, bromean e incluso desde antes del minuto cero se ve una empatía-compañerismo en el total de participantes.

Vas viendo caras conocidas, cada una con su historia a las espaldas, entrenamientos distintos para pruebas distintas. Con puntualidad inglesa nos dirijimos a la línea de salida donde cada uno aporta su chascarrillo e incluso hace su aparición un estandarte legionario que será portado en toda la carrera de los 50 kms por un grupo de este cuerpo(impresionante).

Suena el pistoletazo de salida, esto ha empezado, no hay vuelta atrás, los kilómetros deben correrse como se han hecho con anterioridad, noto que el ritmo de salida es superior al que mi velocidad de travesía para grandes distancias tolera, subo el volumen de la música y me echo a un lado, el que quiera que adelante, los de la prueba de Hércules deben llevar otro ritmo  para otro objetivo.

Salimos del Carrascón, nunca me gustó ese sendero , no soporto correr haciendo constantes curvas, me atosiga saber que 1 kilometro corrido en ese sendero son 150 en línea recta, la alegría de saber que ya no pasaré mas por ese circuito me da el primer empujón.

Llego al Cerro, nunca entré en los entrenamientos ni subí a la ermita, esta sería mi primera vez, pero con los entrenamientos de Alejandro y sus queridas cuestas, no me resultó complicado salir de ese mal paso. En el camino que me llevaba a la primera pista de Camposoto(aquí empieza la marcha por arena) me mentalizo que no debo mirar a los participantes que me rodean, no debo dejarme llevar por ritmos que me seducen como cantos de sirena, pues, ¿Quién me asegura que esa sirena hará conmigo los 50 kms?, sigo a lo mío, los primeros ánimos por parte de los transeúntes aparecen en forma de cuentagotas.

Al llegar a Camposoto me topo con mi primer oasis(avituallamiento) el cual no lo miro ni de reojo, tenía muy claro cual de estos ¨oasis¨ serían paradas obligatorias y cual no. Visualizo desde lejos a unos buenos amigos que para ser Domingo se pegaron un madrugón por el simple hecho de animarme (gracias Carlos y M Carmen) y desde este punto, desde este sencillo punto la historia cambia. El motivo de dicho cambio lo van a relatar muchos acontecimientos entre los que destaco…la marea que estaba bajando desde su pleamar pocas horas antes, por lo cual encontramos un pequeñísimo senderito en la orilla donde poder aprovechar algo de arena semidura y las bolsas de aire con las que no contaba en la playa perteneciente a El Chato y Cortadura, los pies se hundían si o si, el tobillo tocaba descaradamente la arena sin posibilidad de arrancar una zancada con normalidad, las fuerzas mermaban a marcha forzada por cambiarme toda la biomecánica de la pisada y del ritmo de carrera.

Pasado esta zona llegamos al inicio de la playa Victoria, mentalmente me resulta muy reconfortante la idea de dejar atrás la manga de playa de la autovía, mi motor se acelera, cojo aire, pienso y reactivo el nuevo objetivo, Santa María del Mar. Los kilómetros con la ciudad a mi derecha me ayuda a poder orientarme con respecto al kilometraje que resta para dar la vuelta dirección a San Fernando. SORPRESA!!!! A la altura del Hotel Playa Victoria me cruzo con mi compañero de equipo y primer clasificado en la prueba Manuel Serrano, nos saludamos a sabiendas  de que lo que nos espera a ambos es totalmente distinto. Desde este momento hasta llegar al final de Santa María del Mar, se hace muy llevadero por las condiciones del terreno y el divisar que el primer Gran Oasis esta cerca.

Conseguido el primer reto de llegar al espigón gaditano, me refresco, lleno mi camel bag y como algo de fruta, la sandía me ayuda a hidratarme, el platano hace que ...en los siguientes 8 minutos deambule dirección San Fernando, se me hace un pequeño bolo a la altura del esófago, bebo agua con sales, pienso…aprovecharé este pequeño kit kat y me tomaré un gel y así  fue, a los 5 minutos proseguí la carrera hacia mi tierra.

Sigo cruzándome con compañeros del club y otros a los que llamaré también compañeros aunque ni los conozca , ni sean de mi club, pero me regalaron sonrisas, saludos y una empatía que nunca antes había sentido.

El calvario que supuso antes los bancos de arena, no fué menos a la vuelta, pero lo tomé con estoicismo, medité que no pasa nada por bajar el ritmo en esa zona y evitar cualquier tipo de lesión pues las piernas empezaban a sentirse agotadas. En este punto(El Chato), empiezo a vivir algo que en otras competiciones con otros kilometrajes havia vivido con anterioridad, voy a ¨luchar¨con tres desconocidos , a veces iban ellos por delante, a veces iba yo, sin tener intención de subir el ritmo es algo que machaca mucho psicológicamente, habría preferido perderlos de vista ya sea porque me superan con facilidad o viceversa, pero no fui capaz de conseguir mi ritmo natural hasta llegar al kilometro 29 en Torregorda, donde, al parar a beber agua y rellenar la mochila echo un vistazo a lo recorrido y no tengo referencia de mis almas gemelas.

Entro en la parte militar en busca de la ansiada playa de Camposoto, cuando cruce la delimitación que separa la playa militar de la cañailla publica, será otra barrera psicológica la que derrumbe, el tránsito por la playa militar no me dejó indiferente por dos impresiones encontradas, la primera la comodidad de correr por una orilla en forma de espejo de 50 metros de ancho y la otra….encontrarme con un participante de la prueba el cual lloraba desesperadamente, este acontecimiento me hizo parar, me frené en seco para preocuparme por él, a la pregunta, ¿te ocurre algo?¿quieres que llame al teléfono de emergencia? Me respondió que no, que no le pasaba nada, solamente le dolía todo, estaba destrozado física y anímicamente. Verdaderamente me llegó hasta el centro de mi alma, no sabía como consolarle, no sabía que decirle, no sabía que hacer, pero ….llamémosle suerte aparece un señor con bicicleta perteneciente a la organización que se preocupa por nosotros, el desconsolado no da grandes detalles y yo no fui quien para comunicar lo ocurrido, así que aproveché y miré por mi, le pregunte al ciclista si tenia algo para la inflamación, notaba como el ligamento cruzado de mi rodilla derecha se quedaba poco a poco cogido, se solucionó unos kilómetros después con la ayuda del ibuprofeno que me dio el colaborador de la prueba.

Por fin llego a Camposoto, obvio de nuevo el primer oasis, y entre la marabunta de gente me dirijo a la orilla, en esta playa tuve que redirigir mi trayectoria varias veces por la falsa orilla que se formaba, por lo que opté por irme casi a la arena seca donde se encontraba la orilla originaria de horas atrás y no me engañaba con cambios de dureza en el piso.

Llegando a la punta del boquerón replanteo la táctica de la prueba, sabía que por los entrenamientos que había realizado en esos parajes, la zona de la punta del boquerón y del sendero de batería Urrutia tendría que andar pues no asumiría riesgos posibles de lesionarme, máxime cuando las piernas me recordaban que llevaban casi 38 kms. Bajo el ritmo, deambulo y como algo, los geles y el agua con sales me han servido perfectamente para poder combatir el sol y el calor, aunque el dia se presentó de condiciones muy favorables para la realización de la prueba.

Al llegar al control de Bateria Urrutia encuentro a Pepín, unos de los jueces de la prueba, me alegré de verlo más de lo normal por lo que suponía, me acercaba al kilometro 40, bebo algo de agua y entro en ese pesado terreno de dunas, sabía que ese tramo iba a pesarme pues no me gusta andar.

Al entrar en el sendero me encuentro con un Asturiano, buena gente, desde que me vió entablamos una conversación apacible que me hizo muy llevadero el hundimiento de mis pies en la arena seca, el militar destinado en Ceuta decía llamarse Fernando, en 20 minutos entablamos una profunda conversación y verdaderamente puedo decir que me alegro mucho de haberlo conocido, es otro de los premios que me llevo de este primer Ultra Trail.

La entrada a la tercera pista de camposoto gobernada por Julio Becerra me da un nuevo impulso el cual hace que pase el terreno de playa sin esfuerzo casi, a la altura de la segunda pista me acompaña durante unos 100 metros mi amigo Daniel que esperaba que pasara por esa zona en esos momentos, me alegré mucho de haberme cruzado con tantos amigos expectantes, debo dar las gracias a todos y cada uno de ellos.

Salgo de la playa, obvio de nuevo el oasis d ela primera pista(gran error), voy a arrepentirme de esto mas adelante, y encamino Buen Pastor, el calor se multiplica, la sensación térmica aumenta , el asfalto desprende grados centígrados como una sartén, todo esto hace que deba beber más agua casi de la bebida durante la prueba, y…..me quedo sin agua, cierto, a la entrada de la ronda del Estero , con unos 3 kilometros noto un golpe de calor tremendo, no puedo engañarlo con solución refrescante, no puedo hacer nada mas que bajar el ritmo, pienso, medito, me da pena pero…..ando unos 300 metros y cuando oigo la voz del speaker por los altavoces empiezo a resurgir, empiezo a correr, primero mas lento, después las piernas pesaban menos y menos, finalmente pisé la línea de meta con la alegría de haber hecho un buen trabajo, la sorpresa de una señora que me corona con una medalla y la figura de mi padre como fotógrafo para el final de mi primer gran evento. Gracias a todos, de corazón.



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